sábado, 20 de noviembre de 2010

Recordando a Vallejo en Gines


Hace algunos días tuve la ocasión de impartir una conferencia en Gines, en su Biblioteca Municipal, sobre Manuel Vallejo. La Biblioteca es un lugar muy acogedor y el Ayuntamiento había preparado con mucha atención el acto, diseñando un programa muy bonito que abarcaba varios días en los que había un poco de todo. Mi intervención abrió el programa y allí estaban algunos amigos que hacía tiempo no veía, colegas y personas interesadas en el flamenco, muchos de ellos ya bastante mayores. El acto resultó entrañable y estuve muy a gusto. Llevé preparada una presentación más que nada para poder oír música de Vallejo y para ver algunas imágenes que pudieran resultar atractivas para aquellas personas. Se trataba de un público muy entendido y respetuoso que se mantuvo muy atento y que, al terminar la charla, vino a hacerme algunas preguntas y comentarios, todo en un tono de amabilidad e interés que me hicieron sentir como en casa. La concejala de Cultura, a la que no conocía de nada, me regaló al finalizar una cosa muy bonita que había preparado el Ayuntamiento para esos días, un conjunto de monedas sobre el tema del flamenco.

En el transcurso de mi conferencia, tuvimos ocasión de oír varios cantes de Vallejo. Sonaban maravillosamente bien en aquel lugar, parecían traspasar el ambiente y las personas que allí estábamos nos quedamos sin palabras ante ese cante. Es algo que suele ocurrir con el flamenco, se establece una corriente de comunicación especial entre las personas cuando se escucha el cante colectivamente. Recuerdo que, hace unos meses, tuve ocasión de asistir a la presentación del libro de los hermanos Valderrama sobre los orígenes del flamenco. Fue en uno de los conservatorios de Sevilla y, enmedio del acto, sonó una seguiriya de Vallejo. El momento fue también inenarrable y los alumnos del conservatorio que asistían y los miembros de la orquesta, escucharon con reverencia aquella voz maravillosa. En la charla comenté, como no podía ser menos, los pormenores de aquella gran conmemoración del centenario que se realizó en la Peña Torres Macarena y en la que participé gracias a la invitación que me hizo, en aquellos días, Emilio Jiménez Díaz, a la sazón codirector de la Revista "Sevilla Flamenca". Muchos de los asistentes recordaban aquellas jornadas históricas.

Estos son los momentos buenos que el flamenco nos trae. Poder compartir con personas como éstas de Gines algo de lo que uno piensa y conoce sobre el flamenco es una enorme satisfacción. Allí quedaron buenos amigos y algunos de esos ancianos tenían esa sonrisa especial de complicidad que aparece en el rostro de los oyentes cuando algo de lo que escuchan les resulta especialmente cálido y emotivo.
(Ilustración: una bailaora de Joaquín Sorolla)

Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ¿para qué sirve esto?

La declaración de la UNESCO en la que se considera al flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ha despertado un número considerable de opiniones, artículos de prensa, comentarios, acerca de lo que significa y del flamenco en sí mismo. Es bueno que se hable de flamenco fuera de los cenáculos habituales. También es bueno que se discuta y se debata. Parece que muchos aficionados de larga tradición están en desacuerdo con esto, o al menos, se muestran bastante escépticos, porque, quizá, consideran que se está "politizando" en exceso el flamenco. Da la impresión, desde hace algún tiempo, de que hay cierta conciencia de artistas cercanos al poder y otros que van de independientes. Esto no es algo nuevo, aunque nos lo parezca a nosotros, pero hay un matiz que no debería pasar desapercibido: estamos, vivimos, en una democracia y no debe haber tratos de favor, ni regalías, ni prebendas. En democracia todos somos iguales y esto vale para todo, incluso para el arte.
Pero claro, está el problema, el grave problema, de las subvenciones, que tanto a favor y en contra genera. ¿Quién puede criticar que se ayude a la creación artística, bibliográfica o a la investigación en el flamenco o en cualquier otra faceta? El problema estaría siempre si estas subvenciones, becas o ayudas no se dieran en función de méritos objetivos y sí de amiguismos o enchufismos. Esto desconcierta mucho a los artistas y a la gente en general.
¿Es bueno para el flamenco todo esto de la UNESCO? Pues depende de para qué sirva y depende de cómo se entienda. Si significa respeto y significa apoyo, pues vale. Pero si se trata únicamente de ostentar un título como tantas otras manifestaciones etnográficas, culturales e, incluso, dietéticas, pues entonces valdrá de poco. A mí me gustaría que volvieran a existir los emprendedores en el flamenco. Empresarios que arriesguen su dinero, artistas que vayan a porcentaje y así veríamos quién llena los teatros o las salas. Esto supondría, en primer lugar, un ajuste de los cachés, que han sobrevolado los cielos debido a la intervención pública. Pero, en época de crisis económica no es posible que lo público lo solucione todo. ¿Por qué no luchar por emprender en el flamenco?

Para cerrar una etapa


Este blog comenzó al hilo de la publicación de mi libro "Manolo Caracol. Cante y pasión". Antes de ese libro publiqué con la misma editorial, Almuzara, "El flamenco en Cádiz". Este último tuvo un escaso eco, seguramente al tratarse de un libro localista, aunque en el flamenco el Cante de Cádiz es un referente. Pero no sonó y hubo pocas críticas. Sin embargo, con el libro de Caracol la cosa fue muy diferente. No sé si porque la editorial se esmeró un poco más (no demasiado, desde luego) en promocionarlo o porque Caracol es una figura que despierta gran interés, el caso es que muchísimos medios se interesaron por él, tanto escritos, como de radio y televisión. Algunas de esas reseñas las he recogido en este blog.
Algunas constataciones y algunos aprendizajes quedaron para mí después de esta experiencia: las editoriales no apuestan por los libros ni por los autores, salvo que éstos, de por sí, ya sean conocidos o tengan una trayectoria. Publican sin más. El libro de Caracol salió poco antes de la Feria del Libro de Sevilla y ni siquiera se firmó en esta Feria. Nunca se presentó en Sevilla (por lo visto, las presentaciones son cosas que deben gestionar los propios autores, cosa que yo no sabía). Nunca se presentó en ningún sitio, salvo en la Feria del Flamenco de Lepe. Cuando le hice ver a la editorial, a través de su relaciones públicas, que no me daba la impresión de que el libro se había cuidado mucho (a lo mejor me equivocaba, a lo mejor el libro no lo merecía...) me contestó que demasiado habían hecho teniendo en cuenta que el libro estaba vetado en un periódico importante por lo que le había dicho el crítico de ese periódico directamente a él y, además, en otro periódico se le había hecho una mala crítica por otro crítico también conocido.

Ante eso, no tuve ni tengo palabras. Vetos y censuras. Críticas sin leer el libro (esto es tan seguro como que esos dos críticos llevan años contra mí sin que todavía yo sepa por qué, salvo que no los llamé nunca para dar conferencias cuando organizaba cursos de flamenco...)

Sin embargo, estoy muy satisfecha del libro de Manolo Caracol. Creo que está bien escrito, que se lee con interés y que inserta al personaje en su tiempo de una forma muy aclaratoria y explicativa. Me siento contenta de ese libro, digan lo que digan. Lo que nunca volveré a hacer, si escribo otra biografía, es consultar con la familia del biografiado. Eso no.

(Ilustración: Pastora Imperio de José Villegas. Preciosísimo retrato)