lunes, 13 de diciembre de 2010

Enrique Morente


Acaba de morir Enrique Morente, una de las grandes figuras del flamenco en la actualidad. Una operación de cáncer de esófago se ha complicado hasta el extremo de que ha fallecido tras varios días de internamiento en la Clínica La Luz de Madrid. Había nacido en 1942 en el barrio granadino del Albaicín, aunque en algunas biografías suyas que hoy recogen los medios se dice que nació en 1943. Aurelio Sellés y Pepe el de la Matrona son los primeros artistas que vislumbran su genio. Pronto marcha a Madrid, como tantos otros, a intentar fortuna en el mundo flamenco. Allí debuta en la Peña Charlot. Su primera actuación en un festival flamenco tuvo lugar en Córdoba, en el Alcázar, con la presentación de Ricardo Molina y compartiendo cartel con Juan Talega, Fernanda y Bernarda de Utrera, Gaspar de Utrera, Tomás Torre y Antonio Mairena. Su cante despierta el interés de Mairena. Después de eso vienen las giras con Susana y José, recorriendo gran parte de Europa y llegando a ir hasta Japón.

Su aprendizaje se completa en el Tablao Zambra de Madrid, cantando alante y atrás, con figuras de la talla de El Gallina, Juan Varea, Jacinto Almadén, Bernardo el de los Lobitos, Perico el del Lunar o Manolo de Huelva...

Su primer disco aparece en 1967, lleva por título "Cante flamenco" y lo comercializa Hispavox. La guitarra acompañante es la de Félix de Utrera. En ese mismo año graba "Cantes antiguos del flamenco" con la misma discográfica y el acompañamiento de Niño Ricardo. En este disco deja constancia de su conocimiento de los valores clásicos del cante.

En 1970 actúa en el Ateneo de Madrid con el genial Manolo Sanlúcar, iniciando así una fructífera relación. En 1971 actúa en diversos lugares de México (con la fallecida bailaora Ana Parrilla, de los Parrilla de Jerez, magnífica artista) y en 1972 y 1973 lo hace en Nueva York, siempre con gran éxito.

En 1978 sale a la luz "Homenaje a Don Antonio Chacón" probablemente una de sus mejores obras, que recibe el Premio Nacional de la Música. Después de esto comienza a participar en diversos montajes y espectáculos en los que la música, de cualquier tipo, es el nexo de unión, dando lugar a una visión heterodoxa del flamenco que le reporta muchas críticas.

En los años 90 continúa su participación en espectáculos que comportan originalidad y atrevimiento, muchos de ellos basados en textos de poetas, además de recibir distintos premios por su trayectoria. De estos años es su famoso disco "Omega" y presentar a los públicos a su hija Estrella Morente, nacida de su matrimonio con la bailaora Aurora Carbonell.

Discos suyos posteriores son "Morente sueña la Alhambra" y "El pequeño reloj". Su última grabación es de 2008 y se dedica a Pablo Picasso: "Pablo de Málaga"

martes, 7 de diciembre de 2010

Camarón de la Isla



Esta es una foto inicial de Camarón de la Isla, el artista que pronto dejó atrás el nombre de su pueblo, pues su fama llegó a tanto que ya no necesitó adjetivos. Camarón de la Isla hubiera cumplido estos días pasados los 60 años pero murió mucho antes, por lo que esta foto de sus tiempos con Paco de Lucía, en el que se le ve tan joven y tan feliz, me parece mucho más acertada para recordarlo que otras ya más maduro, cuando el paso de la vida parecía haberlo marcado.

La Isla, según Camarón, se ha dividido en dos: una parte del pueblo no ha seguido nunca la carrera de Camarón, ni se ha sentido implicada en su trayectoria y ha vivido de espaldas al artista, a lo que significaba y a lo que significa. En su entierro, multitudinario, muchísima gente no era de La Isla. En La Isla, Camarón había dado algunas espantás famosas y mucha gente no era de su cuerda, no entendía mucho su forma de entender la profesión (no el cante, sino la profesión, que es diferente). Curiosamente, los flamencos más viejos no son camaroneros (o lógicamente), pero los jóvenes sí, los jóvenes son la verdadera fuerza de Camarón en su tierra, todavía hoy y entonces. Gente que no lo conoció en vida pero que toca la guitarrita y se acompaña de cantes que Camarón hacía y que son ahora el santo y seña de estos nuevos aficionados, no al flamenco, sino a Camarón. Porque Camarón tenía una legión de aficionados a los que solamente gustaba Camarón. Por eso, a través de Camarón no abrían la puerta de todo el flamenco, sino que se quedaban ahí, en el zaguán, camaroneros puros pero nada más.

La Peña Camarón de la Isla, en San Fernando, tiene un gran edificio y poco dinero. Parece ser que la crisis ha afectado a todo el mundo, incluidas las peñas, y en este aniversario no hay fondos para dispendios. En San Fernando hay otras peñas, al menos dos que yo recuerda, la tradicional y antigua Tertulia Flamenca de La Isla y la Peña Chano Lobato. Pero la peña de Camarón es la que tiene un mejor local y parece que, a pesar de los pesares y de la crisis, continúa intentando que Camarón no se olvide, aunque por eso no hay problemas, Camarón está ya en la historia. Su biógrafo, Enrique Montiel (uno de sus biógrafos, pero el más acertado), no me pareció nunca que estuviera de la orilla del flamenco, cuando lo conocí mientras estudiábamos Magisterio, pero, con el paso del tiempo, me enteré que se relacionaba con Camarón y que el flamenco le tiraba. A mí no, tengo que decirlo. En los años gloriosos de Camarón andaba yo en otras músicas y, cuando llegué al flamenco, no desembarqué en Camarón, porque aprendí directamente de otras fuentes que nada tenían que ver con su estética. Así que mi acercamiento a Camarón ha sido tardío y directo: sin intermediarios, solamente con su música.

Tengo que decir que me gusta la música de Camarón, tengo que decir que esa música tiene ahora mismo un gran problema: una legión de imitadores que van a convertirla en algo cansino. Hasta dentro de unos años Camarón no será un clásico, limpio de connotaciones externas que lo desvirtúan.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Calixto Sánchez




Calixto Sánchez siempre aparece en las reseñas y crónicas como maestro y cantaor. Efectivamente, durante años compaginó su oficio de maestro de escuela (como a él le gusta ser llamado) y cantaor de flamenco. Por lo tanto, ofrece una imagen de artista distinta a la que solemos estar acostumbrados, por algunas razones. En primer lugar, por su formación y, en segundo lugar, por la reflexión que hace del cante y del flamenco en general, que transmite en cursos y jornadas en los que expone sus ideas de cómo ha de ser la interpretación del flamenco y también sobre otras cuestiones cruciales. Su propia ideología cantaora tiene mucho que ver con la forma en la que concibe la interpretación del flamenco.

Por otro lado, ha tenido una parte importante en la difusión del flamenco para los profesores y maestros, siendo un pionero en enseñar el flamenco en las escuelas, no ya en ese experimento que se realizó en 1986 en la entonces llamada Escuela Aneja de Sevilla, con José Luis Navarro, sino, sobre todo, en su propia trayectoria como maestro en el transcurso de la cual llevó el flamenco a sus alumnos de forma directa y sin intermediarios. Convencido como está de que el flamenco puede, y debe, aprenderse y que la formación no solamente no es negativa, sino que es necesaria, Calixto Sánchez puede considerarse el cantaor más comprometido con la didáctica del flamenco y con un flamenco estructurado, en el que el protagonista de la creación es el propio artista y no una suma anónima de contribuyentes.

Esto quiere decir que Calixto defiende que el flamenco es un arte de creación, una música que se construye a partir de miles de influencias pero siempre de la mano del profesional, entendida esta palabra como un concepto que engloba a aquellos que tienen talento y que dedican su tiempo y su tarea a trabajar por el flamenco. No nos engañemos: se trata de una postura difícil de mantener en algunos ambientes y cenáculos flamencos, por lo que en muchos entornos esto le ha supuesto una verdadera complicación a la hora de ser aceptado. Pero Calixto lo ha sabido desde siempre, así que ha arrostrado esta situación con la convicción de sus propias teorías.

Por muchas razones Calixto Sánchez es considerado, no sin cierto tono peyorativo en algunos casos, un academicista del flamenco, un estudioso del mismo, pero yo creo y he pensado siempre que se trata de un verdadero "aficionado" en el sentido más amplio de esta palabra, la de aquella persona que dedica su vida a conocer las profundidades de ese arte, que lo escucha todo y de todo saca conclusiones y aprendizajes, que intenta desentrañar las incógnitas y que puede mostrar ante cualquier auditorio, de forma teórica y práctica el desarrollo histórico del flamenco a través de sus intérpretes y sus estilos. Además, Calixto es un aceptable letrista, autor de muchas de las letras que canta, y, además, ha sabido "poner en flamenco" la poesía de autores de gran relevancia en la poesía española y tener a su lado a otro letrista de excepción, José Luis Rodríguez Ojeda.
Como cantaor, ha sido tachado de frío y de tener poco "pellizco". Rebato totalmente esas afirmaciones. A mi juicio, se trata de la mejor voz del flamenco del último cuarto del siglo XX. Heredero de las tesis cantaoras mairenistas, defensor teórico y práctico de Antonio Mairena, a pesar de que algunas opiniones del maestro de los Alcores no están en consonancia con lo que piensa él mismo, su cante es una perfecta muestra de lo que el flamenco es cuando se convierte en arte, comparable a cualquier estilo musical y con un canon estético y vocal inigualable. Pero esta perfección de forma no quiere decir que esté exenta de emoción, pues el arte sin emoción es simplemente artesanía. Todo lo contrario, escuchar a Calixto Sánchez, tanto en sus interpretaciones de cantes dramáticos, como en aquellos en los que hay ligereza, fiesta, brillantez, genera múltiples sensaciones y evidencias; muchos sentimientos y mucha complicidad entre los públicos, como se demuestra en su número de seguidores, incontables, y en la fidelidad que sus seguidores le dispensan.

Solamente un "pero" a todo esto, un "pero" que siempre he pensado acerca de su carrera artística: tenía que haberse arriesgado más, tenía que haber dejado a un lado su status de funcionario docente, de pensador o de gestor (porque ha llegado a ser Director del Centro Andaluz de Flamenco, con sede en Jerez), para dedicarse a lanzar su carrera más allá de los cenáculos flamencos clásicos. Esto debería haber pasado por marcharse a Madrid durante sus años plenos, algo que, sabemos, es absolutamente necesario si uno quiere convertirse en su superstar. La mejor voz, el mayor conocimiento, unas dotes personales interpretativas nada desdeñables, una forma de llegar a los públicos muy personal, unas cualidades musicales innatas, tenían que haber tenido como correspondencia una carrera artística mucho más planificada, lo que únicamente se consigue cuando se cuenta con profesionales que dirijan esa trayectoria, con productores y músicos que tengan visión del mercado y del futuro. No se trata de hacer cosas comerciales, que Calixto también ha hecho, sino de lanzar una carrera que tenía que haber llegado mucho más alto. ¿Por qué ha sido así? Personalmente pienso que las cosas que han atado a Calixto a su pueblo y su entorno, han dificultado su lanzamiento y es una verdadera lástima, porque estaba llamado a ser el gran artista de finales del siglo XX.