domingo, 21 de noviembre de 2010

Flamenco real, flamenco oficial



Cualquier observador avisado notará enseguida la enorme diferencia que hay entre el flamenco oficial y el flamenco real. El flamenco real, en sus dos dimensiones, la privada y la pública, se mueve en unos parámetros que nada tienen que ver con lo que la oficialidad pregona, publica o defiende. El aficionado, sea del tipo que sea, espontáneo, esporádico o sistemático (esto parece tomado de una letrilla del carnaval de Cádiz, por el uso y abuso de las esdrújulas), se marca su propio compás, sabe lo que le gusta, lo que le emociona y lo que quiere escuchar. A veces es un aficionado a solas, que desarrolla su afición en el coche, en su casa o todo lo más, comentando sus gustos musicales con amigos. Hay mucho aficionado de tradición familiar y también mucho aficionado esporádico, que cae rendido con las saetas o que le gustan las zambombas en Navidad, las sevillanas o los fandangos. Los aficionados que actúan ya de forma organizada, que acuden a peñas o festivales, que hojean o leen revistas de flamenco, que compran discos, saben muy bien qué artistas son los que le ofrecen mayores oportunidades de disfrute y suelen ser celosos guardianes de la tradición y hasta defensores acérrimos de posturas encontradas a veces, todas ellas respetables, muchas de ellas dentro del más absoluto fanatismo. Pero, todos ellos, arriesgan su dinero, se gastan sus euros en lo que les gusta y, como es natural, nada que objetar a sus gustos o aficiones flamencas. Las peñas, lugares de socialización en los que el disfrute del flamenco se hace a pequeña escala, sobreviven como pueden con las aportaciones de sus socios y las inyecciones a modo de subvención que las federaciones o instituciones les aportan de vez en cuando. El debate, el diálogo, la discusión, son consustanciales a esta forma de degustar el flamenco de forma privada. Donde hay dos aficionados, suele haber pique y suele haber opiniones diferentes. Pero eso no es malo mientras que nadie quiera sentar cátedra. Por mucho que escribamos de flamenco, en el corazón y en el oído de la gente no hay quien mande.

Pero el flamenco oficial es otra cosa. Sus intenciones son escasamente percibidas por la mayoría de la gente y dependen del gusto o de la moda. En nuestra tierra, Andalucía, el flamenco oficial da y quita carta de naturaleza a los artistas, y, como es el mayor empresario, juega con ese poder de forma que, los que no están en el entorno de quienes mandan, a veces lo tienen difícil, complicado, hasta imposible. Ahora, por ejemplo, están de moda los montajes flamencos, los proyectos, los espectáculos mixtos (quién lo hubiera dicho, hace unos años, con lo que se criticaban) así que un señor solo, un cantaor o una cantaora, sentado en una silla con su guitarrista, vende poco o no vende nada a los ojos del poder. Con esta cuestión de la UNESCO todo el mundo ha venido a opinar del flamenco, ministros y consejeros, todos ellos flamencolizados al máximo, vienen a contarnos cómo son las cosas y a darnos clases de historia del cante. Los artistas esperan pacientemente que, tras la avalancha de declaraciones, vengan los dineros para los espectáculos, vengan las iniciativas y las ayudas. Pero yo no estaría tan segura. En tiempos de crisis la cultura es lo último que se atiende. Así que los flamencos mejor harían en convertirse ellos mismos en empresarios, al estilo de los antiguos, que arriesgaban su dinero, a veces lo poco que tenían, y no confiar en los políticos, que, al margen de la foto oficial, poco van a hacer por este arte. Aunque se crean que es suyo.

4 comentarios:

A. Vela dijo...

¿Flamencos empresarios? Creo que el cerebro de los flamencos quedó incapacitado para esta empresa después de tantos años esperando cómodamente sentados y sin ningún riesgo.

C de Flamenco dijo...

Pues quizá, pero veo la cosa muy negra. Como no le pongan más imaginación e interés y se queden esperando que haya dinero público, van a caer en picado las actuaciones flamencas. Quizá es momento de que sepamos quiénes son los que llenan los teatros de verdad.

Juan Diego Caballero dijo...

Felicidades por este nuevo blog. saludos cordiales,
JDC

Caty León dijo...

Gracias a ti también, Juan Diego, por tu comentario. Si no te parece mal y me das permiso, enlazaré tu blog con éste, ya que el tuyo es un líder en blogs educativos.